La Alacena: dándole belleza a un mueble funcional
Una Alacena era originalmente un hueco hecho en el muro que disponiendo de puertas y anaqueles servía para guardar objetos del ajuar doméstico. Hoy se le llama así al mueble destinado para guardar la vajilla, cubertería, mantelería, etc., que forma conjunto con el mueble aparador. Suele ubicarse en la cocina, la despensa o el comedor.
Pues es a partir del siglo XX, que la alacena tendió a identificarse con un mueble de dos cuerpos (mezcla de armario volado y aparador), uno superior con anaqueles abiertos o con puertas de celosía (o humilde tela de gallinero) y luego de cristal, y otro inferior formado por armarios cerrados. El cuerpo superior suele tener menor profundidad que el inferior, que así ofrece un espacio libre sobre el que se apoyan los objetos que se van sacando de los armarios o como superficie para elementos funcionales o decorativos. El uso clásico del cuerpo superior fue de escaparate de lo más valioso o querido de la vajilla familiar: platos, bandejas, fuentes de porcelana, etc.
La ubicación en la casa de este mueble mixto de antigua alacena y aparador solía ser la estancia dedicada a comedor, cuando la vivienda disponía de él. La progresión funcional de la vida familiar en proporción inversa con el espacio lo fue llevando a formar parte de la decoración de la cocina, donde se siguen encontrando curiosos ejemplares, allí donde no los han desplazado los estereotipos de los diseños de cocinas.